viernes, 10 de agosto de 2012

INVESTIGACIÓN TECNOLOGICA Busca INIFAP mejorar maíz en México


Especialistas del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) buscan ampliar el potencial de producción de maíz que tiene México a partir del uso de tierras fértiles y reservas de agua en el sureste del país; además del desarrollo de variedades tolerantes a sequía y a altas temperaturas. De acuerdo con el doctor Antonio Turrent Fernández, titular de la investigación, sin cambiar la superficie de tierras de labor dedicadas al maíz, el país tiene un potencial productivo de 33 millones de toneladas anuales de este grano; sin embargo sólo se producen un promedio de 22 millones. Ante este panorama, los investigadores del INIFAP iniciaron en 1960 una serie de estudios que les han permitido determinar que la planicie costera del Golfo de México posee suelo de calidad para la siembra de maíz. El territorio estudiado equivale a nueve millones de hectáreas que podrían explotarse para incrementar la producción nacional del grano. Turrent Fernández aseguró que gran parte estas tierras son empleadas actualmente en ganadería extensiva, por lo que no se aprovecha la calidad del suelo. Empero, si la tercera parte de ellas se habilitara con estructura de riego y se sembraran con maíz en el ciclo Otoño-Invierno, se cosecharía a razón de ocho toneladas de maíz por hectárea; con lo que aumentará el potencial de producción hasta 57 millones de toneladas. Con la intención de comprobar este atributo de los terrenos, el INIFAP realizó diversas pruebas experimentales en el cultivo de maíz bajo riego en el ciclo otoño-invierno. Entre ellas figura el establecimiento de parcelas experimentales de tres mil metros cuadrados, las cuales se dividían para aplicar diferentes tratamientos de fertilización en cada sección. Asimismo, contabilizaron el número de plantas de maíz sembradas por hectárea, las fechas de siembra, los niveles de fertilización y de protección. A partir de estos estudios, dijo, concluyeron que el sureste del país cuenta no sólo con suelos de calidad agrícola, sino con los recursos hídricos para elevar la producción de maíz nacional y con ello disminuir las importaciones del grano. Paralelo a este proyecto, Turrent Fernández encabeza una investigación sobre los efectos del cambio climático en el maíz y el desarrollo de variedades tolerantes a sequías y altas temperaturas (no transgénicas). Según los estudios del INIFAP, el aumento de temperatura ha provocado que los ciclos de cultivo se acorten al acelerar la madurez fisiológica de las plantas; por lo que a su vez reduce el potencial de producción por hectárea. De igual manera, por efecto de las altas temperaturas, los cultivos incrementarán su demanda de agua, por lo que la humedad de los suelos disminuirá provocando una sequía. Además de que se presentará una variación en los ciclos e intensidad de las lluvias; cambios que a su vez pueden derivar en erosión de los terrenos. En función de estas circunstancias, explicó Turrent Fernández, la agricultura debe tener dos tipos de adaptaciones: el aumento en la disponibilidad de agua para los cultivos y el desarrollo de variedades de maíz más tolerantes a sequía y altas temperaturas. Indicó que las características deseadas pueden estar presentes en las 59 razas nativas de maíz que tiene el país, por lo que el INIFAP realizará una colecta de especies endémicas expuestas a sequía severa y calor extremo en los estados de Nayarit y Sinaloa (región en la que tienen reportes de que pueden encontrarse razas que se desarrollan a más de 35 grados centígrados) para estudiar las cualidades de estas plantas. “La fecha probable de inicio del proyecto es julio de este año. Para ello tenemos investigadores del INIFAP en toda la República. Cada uno estará en campo evaluando síntomas de marchitez y descifrando las temperaturas presentes. Gracias a esto podremos identificar el momento y las condiciones en que se desarrollan el maíz y los síntomas de sequía”, dijo el investigador. Cabe señalar que Turrent Fernández ha dedicado más de 50 años al estudio de la productividad de los agrosistemas en México. Sus contribuciones en el ramo le han valido el ser reconocido como Investigador Nacional Emérito, además de ser acreedor al Premio Estatal de Ciencia y Tecnología, otorgado por el gobierno del estado de México, a través del COMECYT.

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