domingo, 30 de junio de 2013

FIEBRE DEL RECICLADO Saquean panteones por tesoros enterrados, ya se acabaron las cruces, rejas, monumentos metálicos, ahora buscan joyas y oro en piezas dentales

El saqueo de tumbas crece en el Panteón Municipal numero tres de Mazatlán, sin que las autoridades hayan podido frenar esta situación que se ha convertido más allá de un tema de seguridad pública, en un asunto religioso. Ahora el botín no son sólo las figuras de mármol, cantera o fierro forjado que adornan las criptas, tampoco los trozos de varillas cubiertas por cemento que dan vida a las tapas de las tumbas, ahora son los ataúdes de acero y las mismas osamentas, sobre todo partes en específico, como los dientes que contienen piezas de oro y plata. Los malvivientes han encontrado "tesoros" al interior de las cajas, sólo es cuestión de que hurguen en los restos de dedos y dientes. "Antes la gente era enterrada con las joyas que les gustaba usar, como anillos, aretes y recuerdos valiosos para ellos, eso es lo que hoy en día se están robando, aunque esto no es nuevo, siempre se ha dicho que cuando enterrabas a alguien con oro, la tumba era abierta para quitarle la prenda al difunto", comentó Ramiro, quien acudió a dejarle flores a su madre. En un recorrido realizado por el camposanto, ubicado en la colonia Esperanza, se confirmó la profanación indiscriminada de tumbas. Muy cerca del acceso trasero al panteón, de lado de la calle 13 de Abril, se observa un par de tumbas abiertas. En una de ellas y al aire libre se ven los restos de un varón que fue sepultado en 1980. Parte del que fue su húmero, fémur, clavícula y mandíbula se observan al fondo de la cripta. Todo indica que los profanadores le arrancaron dos piezas dentales frontales, al parecer con oro, ya que el difunto las muestra sonriente en una fotografía que colocaron sus familiares, en un pequeño nicho. Más adelante, una tumba aparentemente recién profanada, se suma a las criptas afectadas por el vandalismo. Los "robatumbas" no han logrado desmantelarla, ya que sólo una parte de la tapa, del lado de la cabeza del difunto, fue rota. Este mismo panorama se extiende a lo largo y ancho del cementerio, donde la inseguridad impera.

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