lunes, 29 de abril de 2013

ECOTURISMO Ofrece región de Álamos una diversidad de atractivos naturales Arroyo Cuchujaqui, el río en Nahuibampo, acueducto El Frijol y las Cabañas de Doña Conchita Nieblas, son algunos de los atractivos para disfrute de los turistas.

Álamos siempre se ha caracterizado por ser un destino turístico donde acude gente de muchas partes del mundo para admirar la belleza arquitectónica de sus edificios coloniales, y para conocer un poco de la historia que guarda la antigua Casa de Moneda, su Palacio Municipal, la antigua cárcel, cuyo edificio alberga hoy a la Casa de la Cultura, su Iglesia, plazas de armas y la alameda, sus calles y callejones y el museo costumbrista, sólo por citar los sitios más importantes. El Pueblo Mágico de Álamos ha sido sede por casi treinta años del festival cultural Alfonso Ortiz Tirado, reconocido como el más importante del Noroeste del País; también es sede del encuentro anual de economistas; de la demostración de autos antiguos, entre otros muchos eventos no menos importantes que se han llevado a cabo. Pero Álamos no solamente es turismo en sus calles y edificios antiguos. Álamos también cuenta con zonas donde la gente puede disfrutar de la belleza de sus paisajes, ejemplo de ello son: los paseos al arroyo Cuchujaqui, al Río Mayo en la zona de Nahuibampo, el antiguo acueducto ubicado en la comunidad de El Frijol, donde un grupo de visionarios vecinos de ese lugar, se dieron a la tarea de construir cabañas y un teleférico para que la gente disfrute, además sus paseos por el arroyo Techobampo. Pero al igual que el grupo de visionarios de El Frijol, a escasos 25 minutos de la cabecera municipal de Álamos, precisamente donde se encuentran los caminos que conducen, uno al arroyo Cuchujaqui y el otro a El Zapote, hay un camino que lleva al Basurón Municipal y si usted lo sigue llegará a las cabañas propiedad de doña Conchita Nieblas de Acosta. Pero antes de llegar, recorrerá y admirará un paisaje inigualable pues el camino, además de ser sinuoso, está rodeado de gigantescas piedras que hacen sentir a quienes las ven, que el sitio no pertenece al Municipio de Álamos, se antoja para que sea un paraje lunar o algo así. Luego de pasar tres “cercos”, se atisban unos corrales hechos de troncos de vara de guinolo, donde becerros, vacas, vaquillas y caballos, ramonean el alimento que los vaqueros les dan. La casa del rancho es un enorme galerón con techo de lámina por fuera y cubierto con vara blanca por dentro para soportar las inclemencias del tiempo. Por dentro se ubica un amplio portal que sirve como cocina, comedor y estancia y a un costado está la casona donde vive la familia Nieblas de Acosta. A cinco minutos de ese lugar, rumbo al sur, se llega a una construcción de cuatro rústicas cabañas provistas por su cama y chimenea cada una, así como un área más para la cocina, que, como las habitaciones, es igual de rústica pues cuenta con su hornilla de leña. Las cabañas cuentan con un pequeño portal donde, también en rústicas sillas, sus visitantes pueden sentarse y disfrutar del paisaje que ofrece la sierra de Álamos en toda su plenitud, aunado a que quienes así lo deseen pueden hacer recorridos a pie hasta su cuesta. Según explicó uno de los trabajadores del rancho, sierra arriba habita el venado cola blanca, gatos montés, tigrillo, ocelote, puma, guacamayas, entre otras especies. Vale aclarar que las cabañas e incluso el rancho, están ubicados en una zona natural protegida por la Reserva Ecológica, por lo que nadie puede destruir nada, nadie puede cazar animales o encender fuego. A escasos 25 minutos de Álamos está este rincón turístico que muy poca gente conoce, pero quienes ya lo han visitado, de seguro volverán a hacerlo porque su magia natural invita a ello.

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