martes, 12 de noviembre de 2013

ECOLOGIA Intentan salvar el tesoro natural que significa la Flora y Fauna de la Sierra de Álamos- Río Cuchujaqui, con tal propósito especialistas en la preservación natural salen todos los días desde Álamos, a recorrer el Área sujeta a Protección. Alma Montaño Hernández sabe que 92 mil 889 hectáreas son muchas, pero eso no la asusta. Al contrario, se entusiasma ser parte de un ejército de alrededor de 60 personas que se han comprometido a

Alma Montaño Hernández sabe que 92 mil 889 hectáreas son muchas, pero eso no la asusta. Al contrario, se entusiasma ser parte de un ejército de alrededor de 60 personas que se han comprometido a una tarea titánica, pues deben trabajar en la conservación de una de las reservas naturales más importantes del mundo: La Sierra de Álamos-Río Cuchujaqui. Alma trabaja para la Comisión Nacional de áreas Naturales Protegidas Conanp, la dependencia del Gobierno Federal que tiene bajo su cargo las tareas de protección y de conservación de los santuarios naturales mexicanos. Ella, junto con sus compañeros, recorre todos los días la zona desplegando tareas de conservación, monitoreo, inspección y, siempre el paralelo, una tarea de concientización sobre la importancia de preservar la zona que en Sonora concentra el 63% de las especies animales de la entidad y el 55% de la diversidad de flora que hay en la entidad. En esta última tarea, la de culturizar en la materia, juega un rol determinante Alonzo Enríquez Rascón, el encargado del Equipo de Educación Ambiental del Área. “En esta zona hay especies únicas, algunas de ellas en peligro de extinción, como es el caso del Jaguar, la Guacamaya Verde, o en el caso de plantas como la Palma de la Virgen, que está reconocida como un fósil viviente por su antigüedad”, explicó el biólogo egresado de la Universidad de la Sierra y quien desde hace ocho años está contratado para esta tarea. La Sierra de Álamos-Arroyo Cuchujaqui cumplió el 19 de Julio pasado los primeros 17 años de haber sido creada mediante un Decreto Presidencial, debido a su riqueza natural en materia de flora y fauna. En el interior de las 92 mil hectáreas está prohibido cazar animales, o talar sus plantas. “… Lo único permitido es el autoconsumo, es decir que la gente que vive dentro de la zona, pueda matar los animales que requiera para comer, o cortar árboles necesarios para construir una casa o colocar cercos, por ejemplo”, indicó.

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