jueves, 4 de abril de 2013

TURISMO SOCIAL Lucha turismo rural por atraer visitantes, con todo y cierre de negocios y la infraestructura desmantelada, poblados apuestan al turismo

Con el ánimo de resurgir de entre la adversidad, las comunidades rurales del área de Mazatlán apuestan por el turismo para sobreponerse a la ola de violencia que en el 2011 explotó con el retiro de los cruceros y ahuyentó a los visitantes de Mazatlán y más aun de las rancherías. "Ya desde unos meses se empieza a ver una luz al final del túnel", opinó Óscar Pérez Juárez, dirigente de la Asociación de Guías de Turistas Rafael Buelna, quien apuntó que es urgente hacer consciencia entre los inversionistas, las autoridades y los propios mazatlecos para que impulsen el turismo en los pueblos y en la zona serrana como una forma de competir con la inseguridad y no ceder el espacio a la delincuencia organizada. Y es que se convierte en un círculo vicioso, apuntó el promotor turístico Rafael Rivera López, debido a que en un pueblo abandonado es más fácil la acción de los grupos armados. "Es importante hacer un llamado a las corporaciones para que no abandonen la vigilancia de los caminos y se hagan rondines de forma permanente, no sólo en temporadas de turismo", expresó el coordinador del Consejo Empresarial para la Consolidación del Turismo. Aseguró que Mazatlán tiene una gran riqueza en el turismo rural y en sus pueblos caracterizados por su gente alegre, sencilla y de gran hospitalidad. Sin embargo, a pesar de que se percibe un ambiente de mayor tranquilidad, el problema es que en los sitios turísticos, como La Noria, muchos negocios se vieron obligados a cerrar las puertas por motivo de la inseguridad y se ha deteriorado la infraestructura turística. Ante esta situación, expusieron la necesidad de instrumentar créditos con facilidades especiales para que los empresarios, restauranteros, comerciantes, artesanos, talabarteros y rancheros puedan recuperar su vida cotidiana y volver a ofrecer un servicio auténtico a los foráneos. Es el caso de Roberto Morán Osuna, quien ejerce el oficio de talabartero por herencia de su padre, y ha sobrevivido a base de innovar en la fabricación de artículos: carteras, carrilleras cerveceras y tequileras, máscaras, huaraches, sin dejar las auténticas sillas de montar. "Realmente nos la vimos muy difícil pero hemos aguantado. Cuando pasaron los años más duros, volvimos a lo original, a la fabricación de sillas de montar y buscamos viejos clientes. Estuve a punto de cerrar e irme a Mazatlán, pero nosotros somos de aquí y aquí seguiré mientras pueda", expresó el artesano mientras realizaba su trabajo y enseñaba a su hijo adolescente. UN RECORRIDO PARA EL TURISMO ALTERNATIVO Con el afán de mostrar la variedad de alternativas que se pueden encontrar en la zona rural de Mazatlán, el Consejo Empresarial ofreció un recorrido a distintos medios de comunicación que comenzó en La Noria, donde uno de los primeros puntos fue la talabartería más antigua de la localidad, la de los señores Salas, donde se pudo conocer el proceso paso a paso de los famosos huaraches de la región. El trayecto continuó hacia la presa Picachos, Veranos y su tirolesa; pasando por El Recodo, donde el promotor Samuel Lizárraga dio reseña completa de la vida de Don Cruz Lizárraga, fundador de la banda que ensalzó el nombre del pueblo, para seguir en La Cofradía y terminar en San Francisquito, donde, cerveza en mano, se celebraban las fiestas tradicionales del ejido.

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