Guadalajara.- Nuestro país México se está quedando rezagado en el camino hacia la economía verde, y ésta no va a esperar por nadie. Por ello, los distintos actores deberán actuar con mayor responsabilidad para lograr que la reconversión económica sea un proceso que traiga mejores al país y no uno en el que se estará estancado indefinidamente por la inacción gubernamental, los miedos de los productores y el desinterés del consumidor.
La transformación hacia una economía verde no es sólo una oportunidad para atacar los graves problemas sociales como la pobreza y la mala alimentación, sino también una ventana para consolidar un modelo económico en el que se privilegia el cuidado ambiental y las posibilidades de negocio no se vean mermadas por ello.
Así, el mundo y su economía se están transformando, por lo que México deberá acelerar el paso para no quedarse atrás y perderse los beneficios de este modelo económico. Para ello, es necesario que el Estado, los productores y los consumidores cumplan con sus tareas.
En este sentido, es necesario trabajar en torno a las políticas públicas en la materia que fomenten e impulsen la integración a este modelo; que el sector empresarial deje atrás sus miedos y apueste por nuevos esquemas de producción en los que las energías limpias y las nuevas tecnologías tengan cabida, así como identificar los beneficios que representan para su negocio; y por último, que la sociedad exija y consuma productos y servicios que prioricen el cuidado del medio ambiente.
Además, cambiar el modelo económico hacia una economía verde, significaría para México generar aproximadamente 1.2 millones de empleos para 2015 en energías renovables y un millón de plaza laborales dedicadas a actividades relacionadas con el reciclaje y el manejo de recursos, en donde se podrían generar hasta 3.5 billones de pesos por año. También se alcanzaría 30% más de empleos en actividades relacionadas con la conservación, la agricultura orgánica, la agroforestería y el aprovechamiento forestal.
La transformación hacia una economía verde no es sólo una oportunidad para atacar los graves problemas sociales como la pobreza y la mala alimentación, sino también una ventana para consolidar un modelo económico en el que se privilegia el cuidado ambiental y las posibilidades de negocio no se vean mermadas por ello.
Así, el mundo y su economía se están transformando, por lo que México deberá acelerar el paso para no quedarse atrás y perderse los beneficios de este modelo económico. Para ello, es necesario que el Estado, los productores y los consumidores cumplan con sus tareas.
En este sentido, es necesario trabajar en torno a las políticas públicas en la materia que fomenten e impulsen la integración a este modelo; que el sector empresarial deje atrás sus miedos y apueste por nuevos esquemas de producción en los que las energías limpias y las nuevas tecnologías tengan cabida, así como identificar los beneficios que representan para su negocio; y por último, que la sociedad exija y consuma productos y servicios que prioricen el cuidado del medio ambiente.
Además, cambiar el modelo económico hacia una economía verde, significaría para México generar aproximadamente 1.2 millones de empleos para 2015 en energías renovables y un millón de plaza laborales dedicadas a actividades relacionadas con el reciclaje y el manejo de recursos, en donde se podrían generar hasta 3.5 billones de pesos por año. También se alcanzaría 30% más de empleos en actividades relacionadas con la conservación, la agricultura orgánica, la agroforestería y el aprovechamiento forestal.
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