El combustible es transportado por medio de pipas a todos los aeropuertos del país, excepto al de la Ciudad de México, que cuenta con ductos que llevan la turbosina desde la refinería. Entre mayor sea la distancia entre la terminal de PEMEX y el punto de entrega, mayor es el precio del combustible.
Mientras los destinos de la media península se encuentren considerablemente más lejos de cualquier punto de abastecimiento, los costos de operación de las aerolíneas que llegan a estos serán más altos. La tarifa se divide en tres partes: el costo del combustible, el del flete y un cobro adicional por el servicio de suministro. Las primeras dos son determinadas por PEMEX y la última la autoriza la Secretaría de Hacienda a ASA.
El costo del combustible es el mismo para todos los aeropuertos. Hasta el 6 de febrero, la tarifa vigente era de 10 mil 480 pesos, pero el precio del flete es el que varía significativamente.
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