sábado, 7 de julio de 2012

AGUA Desaparece la Chuvíscar, centenaria presa

Desolador panorama con grietas de resequedad sobre el terreno de lo que por muchos años fue un vergel para el esparcimiento de los residentes y visitantes de la capital chihuahuense, la presa Chuvíscar se ha secado hasta presentar sólo unos charcos de cieno verdoso, siendo extintas con ella la flora y fauna que habitaban el lugar. "Se acabó la presa", es la expresión que se oye entre los vecinos moradores del lugar, quienes han sido testigos de una agonía en la que se ha sufrido la muerte de peces, la constante pérdida de volumen de agua hasta llegar a su desaparición, olores de la putrefacción de los desaparecidos organismos del cuerpo de agua, además de la desolación e impotencia de ver cómo día a día se iba perdiendo el verdor que proyectaban los árboles y vegetación, que ahora a causa de la sequía se pueden ver las rocas desnudas con algunas ramas secas a punto de quebrarse.
Se está viendo lo que nunca se pensó ver, entre las grietas del suelo del extenso territorio que anteriormente fue cubierto por agua se pueden observan los restos secos y escamosos de los peces, famosos en otras épocas en que alimentaron a los paseantes y fueron la presea conseguida con orgullo de varias generaciones, en aquellos tiempos en que acudían chiquillos a aprender a pescar con sus padres. Historia que queda grabada en el corazón de aquellos quienes lo vivieron, dejando honda nostalgia al contemplar el predio seco que quedó de un lugar que ya no existe. De la centenaria presa, representativa de la ciudad de Chihuahua, sólo quedan rastros áridos en los que el sol ha evaporado la poca humedad que quedaba de unos minúsculos cuerpos de agua de los que hoy sólo se ven como depresiones en el suelo, cual si fueran lunares en el texturizado azolve. La difusión de que la presa se ha secado ha generado visitas hasta el lugar, para constatar con propios ojos lo que algunos todavía no creen. Las personas se asoman, hacen movimientos negativos con la cabeza y se van, algunos comentando la catástrofe y otros en silencio, como recordando los días de antes, en que se podía ver agua en ella.



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